El Paseo de los Ingleses de Niza ha cambiado su destino como paseo marítimo de la capital de la Costa Azul para convertirse en lugar de duelo al que familiares, afectados y vecinos acuden para consolarse.
Es el caso de Myriam Dauri: Hay mucha tristeza y muchas lágrimas. Pero no nos podemos parar. Tenemos que seguir adelante “.
Rebecca Guircheune recuerda: “Podría haber sido yo, podría haber sido mi hija de 21 años, esa noche ella iba a salir, al final se queó en casa pero podía haber estado allí. Toda esa gente, esas familias destruídas. ¿Qué vida van a tener mañana? “
En un bar cercano al Paseo de los Ingleses decenas de personas se refugiaron aterrorizadas la noche de la matanza.
La propietaria, Sherazade Giraud, recuerda el momento: “Tratamos de llevar a todos al interior. Todos corrían por todas partes, había un pánico generalizado. En las caras de la gente, en sus ojos, vi que estaban aterrorizados“·.
Son muchos los que han quedado psicologicamente afectados por lo que vieron. Es el caso de Houssem Bounouiga: “Créanme, estas escenas no me dejan dormir. Ya van dos noches, esta noche, tampoco he dormido. A los cinco minutos de cerrar los ojos, vuelvo a revivir todo lo que vi”.