Finalmente se revelaron las famosas y controvertidas 28 páginas faltantes de la investigación que hizo EE.UU. para encontrar a culpables de los ataques de 11-S.
Pero... ¿Se ha puesto a pensar que todo esto podría ser una verdadera trampa? ¿Por qué? Porque el resultado final fue nada. Se revelaron las 28 páginas que se habían puesto en ultrasecreto porque se aseguraba que ahí estaba una verdad que explicaría todo y que pondría de cabeza al mundo.
Pero en realidad, no había evidencia. Aunque tienen aspectos muy sospechosos como decenas de líneas que no se puede ver lo que dice porque están tachadas, en esencia las 28 páginas son un "quizá".
Las 28 páginas sólo son rumores de conexiones entre figuras de Arabia Saudí y los terroristas. No hay evidencia clara. No esconden ni revelan nada determinante.
Regresemos a la historia, en 2002 el Congreso de Estados Unidos presenta una investigación detallada sobre los atentados. El presidente George W. Bush, prohíbe que se publiquen 28 páginas de esa investigación. Así, las clasifica y las pone en una bóveda.
Aquí viene lo sospechoso. La ley para clasificar documentos de EE.UU. (Executive Order 12958 of April 17, 1995: Classified National Security Information, que en ese tiempo estaba vigente), es decir para guardarlos en secreto establece que el presidente de EE.UU. solo puede clasificar información que cause grave daño a la seguridad nacional, que atente contra el país.
Se trata de una información de muy alto nivel. Y por lo mismo y por su misma naturaleza, no puede clasificar información sin comprobar, ni de manera irónica, un cuento de Navidad.
En otras palabras, no puede clasificar rumores. Entonces la pregunta obligada: ¿Estas 28 páginas -ya reveladas- dañan la seguridad de Estados Unidos...? La respuesta obvia: No.
La siguiente pregunta: ¿Si no esconden nada, por qué entonces el presidente Bush violaría esta regla, las escondió, y las clasificó?
Los hechos: esconder las páginas provocó la furia de los familiares de las víctimas y el establecimiento de organizaciones y asociaciones de la sociedad civil para presionar a que se desclasificaran, y se revelaran.
La hipótesis: quizá con eso desviaron la atención a otra cosa.
En Detrás de la Razón, las 28 páginas: una trampa o una verdad a medias. Las preguntas y respuestas a las diez treinta de la noche, desde los estudios de Teherán; Londres, seis de la tarde; México y Colombia, doce del día; Madrid, ocho de la noche.