El banco central de Rusia mantiene su tipo de interés en el diez y medio por ciento, después de haberlo bajado por primera vez en un año en junio. En su reunión de julio, en cambio, decidió dejarlo intacto para estar más seguro de que efectivamente se ralentiza la inflación. El organismo resiste así a la presión del presidente, Vladímir Putin, que desea que el banco central vaya disminyento el tipo de interés para relanzar una economía que sufre su peor recesión desde su llegada al poder hace dieciséis años.

Otra preocupación de Putin es que el rublo se había revalorizado fuertemente en los últimos meses, al tiempo que los precios del petróleo se recuperaban, y esto encarecía las exportaciones. Pero la reciente recaída del crudo también hace retroceder la moneda nacional. Por otra parte, una encuesta del Higher School of Economics (HSE) de Moscú muestra que el cuarenta por ciento de los rusos tienen problemas para poder comprar comida y ropa.