Según publica Max Tegmark, investigador del MIT, la conciencia sería un estado de la materia: “Así como hay muchos tipos de líquidos, hay muchos tipos de conciencia”. Según Tegmark, la conciencia podría ser descrita en términos de mecánica cuántica y teoría de la información, lo que permitiría abordar cientificamente el tema de la conciencia y porqué percibimos el mundo en las tres dimensiones clásicas (en lugar de las realidades infinitas que ofrecen muchos modelos de mecánica cuántica). Por supuesto, hablar de la conciencia en términos científicos es verdaderamente complejo, pues el mismo método científico incluye que podamos experimentar con cosas observables y medibles en términos matemáticos, y la conciencia ha eludido sistemáticamente todos los esfuerzos por ser medida. Y claro, ver a un científico hablar sobre “la ciencia de la conciencia” podría costarle toda su credibilidad, de por vida. Sin embargo, es un tema que nunca desaparecerá de las conversaciones y que, por mucho que no podamos medirla objetivamente, está ahí. Tenemos sentimientos y “vida” (lo que se llamaría “alma”), algo que nos hace humanos. Ese algo es lo que hemos denominado conciencia. Al menos, ese es el nombre que recibe para poder entendernos. Si, es posible que sea pretencioso e incluso absurdo por nuestra parte pensar que la conciencia es lo único que nos hace humanos, pero con la evolución de nuestra materia gris es inevitable plantearnos explicaciones a temas complejos como este, aunque de momento nuestro conocimiento no nos de para tanto.