Al parecer la policía recibió, alrededor de las tres de la tarde, una llamada en la que se advertía de una posible toma de rehenes en una iglesia.
Los agentes se movilizaron en el distrito I de la capital francesa pero menos de una hora después el despliegue finalizó.

Estos vecinos del barrio en el que sucedió dicen:
“Fue un momento de pánico, yo tenía clientes en el restaurante y me dijeron que escondiese a los clientes y los mandé a la bodega. Había gente que incluso se sentía mal”.

“Todo el mundo está traumatizado y yo el primero. Yo y la gente de mi entorno hablamos de esto habitualmente, es el tema de conversación”.

En el despliegue participaron más de un centenar de policías. Incluso el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, agradeció a las fuerzas del orden su gran profesionalismo en cualquier circunstancia.

Ahora se ha abierto una investigación para esclarecer el suceso. Se intentará determinar si ha sido una broma o un malentendido.