Según diversos estudios, Santiago es la tercera ciudad del mundo con más casos de depresión clínica y consumo de tranquilizantes.

La mayoría de las consultas en el sistema público de salud son por este motivo. Santiago es una urbe con siete millones de habitantes, y los especialistas difieren acerca de la causa de este fenómeno.

Mientras algunos señalan que es normal y comparable con otras ciudades de Europa y Estados Unidos (aquí les gusta compararse con esos países y no con los del Sur), otros consideran que es producto del sistema neoliberal, que ha privado de derechos a los ciudadanos y los ha convertido en bienes de consumo: salud, educación, vivienda, agua, ambiente y previsión.

Las leyes laborales han permitido jornadas de trabajo de 12 o más horas, el despido no necesita causales; los sindicatos, cuando los hay, no pueden negociar por rama de la producción, y las deudas son la única forma de equilibrar las cuentas y mantener un nivel de vida mínimo. El miedo y el individualismo son rasgos comunes a la mayoría de los chilenos modernos.