Las fuerzas kurdas se acercan a la estratégica presa de Mosul en una operación a gran escala a la que se han unido las fuerzas iraquíes que avanzaban desde el sur.
Un contingente se encuentra en los alrededores de Nawaran, una de la veintena de localidades situadas al norte y al este de Mosul, recuperadas, este jueves, del yugo de los yihadistas que han desertado la zona. Según varias fuentes, los militantes del grupo Estado Islámico estarían replegándose en Raqqa, su feudo en Siria, no sin antes oponer resistencia con fuego de mortero y francotiradores que han causado varias bajas entre los peshmergas.
“Ahora podemos movernos, ir de aquí para allá, antes vivíamos atrapadas, sin agua ni comida”, asegura una mujer de la localidad de Khalidia.
“La vida era trágica porque los militantes del Dáesh ni siquiera nos permitían esquilar a nuestras ovejas, nos asediadan todo el día imponiéndonos cómo vestirnos y dejarnos la barba. Me golperaron el otro día porque se me escapó una oveja”, cuenta Waqqad Mohammed.
Una de las estrategias de los yihadistas para huir consiste en prender fuego al petróleo vertido en las trincheras cavadas alrededor de la estratégica Qayara, una localidad situada a unos 65 kilómetros al sur de Mosul, recuperada por las fuezas iraquíes hace unas semanas. Las nubes de humo impiden que la coalición bombardee a los yihadistas mientras se repliegan.