Familias enteras han emprendido la huida para escapar de los combates y bombardeos.
Según la ONU, el grupo Estado Islámico ha intentado trasladar a 25.000 civiles al centro de Mosul para usarlos como escudos humanos.
“Cuando el Dáesh estaba allí era horrible. Fuimos encarcelados, era el infierno. Sin alimentos, sin agua, sin ayuda, nada. Pero ahora las cosas están mejor, gracias a Dios”, celebra este hombre.
Centenares de desplazados han encontrado refugio en una mezquita, custodiada por el Ejército, y situada en el norte de la ciudad de Al Qayara, a 55 kilómetros al sur de Mosul.
Muchas familias huyen a esta localidad controlada por las fuerzas gubernamentales. “Hemos pasado por tres pueblos hasta llegar aquí. Mira: hay niños, ancianos, enfermos. Es una situación miserable, pero solo nos podemos quejar a Dios”, se lamenta este padre de familia.
Se estima que más de un millón de civiles se encuentran atrapados en Mosul, la segunda ciudad de Irak.
El avance de la ofensiva militar ha agravado aun más su situación, debido a los enfrentamientos que se desarrollan en torno a la ciudad y al bloqueo impuesto por los yihadistas.