Cabo de Palos (Murcia), 12 mar (EFE).- Cabo de Palos y las Islas Hormigas se han convertido en un santuario mundial para el buceo, y de paso también en un ejemplo de cómo esta forma de turismo activo actúa a favor de la economía local y de la conservación de un ecosistema tan exclusivo.
La nueva "meca" del buceo convive de una forma sostenible con el turismo y con la pesca más tradicional; ¿cómo?: los pescadores conocen y respetan las limitaciones que existen en cuanto a periodos de captura y artes; y las empresas de buceo practican con ellos un sistema de rotación para aumentar la seguridad y colaborar en la conservación de la reserva.
Todo, y quizás eso sea lo más sorprendente, a escasos metros del masificado y contaminado Mar Menor, un espacio citado en todas las "listas negras" de la degradación medioambiental.
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