Al apagar las luces de la presidencia de Barak Obama, la Administración decidió acabar con la política de ‘pies secos, pies mojados’.
Durante más de dos décadas, esta política ha permitido a los cubanos que tocan suelo estadounidense permanecer de manera legal en el país y acceder a la residencia. Pero eso ahora hace parte de la historia.
Tanto Obama como el Gobierno cubano, por razones distintas, celebraron el acuerdo bilateral con el que se ha puesto fin a los beneficios migratorios para los cubanos en EE.UU., y que se enmarca dentro del proceso de normalización de las relaciones diplomáticas entre ambos países iniciado a fines de 2014.
Con el fin de esta política también está cancelado el programa de admisión provisional para profesionales cubanos de la salud, considerado por Cuba como una operación estadounidense de robo de cerebros.
En contra partida el Gobierno cubano se comprometió en recibir de vuelta al menos 2.746 cubanos que partieron del puerto habanero de Mariel en 1980 y que Estados Unidos desea expulsar de su territorio.
Cuba aceptará también el regreso de otros cubanos que migraron en otros momentos sobre los que penden órdenes de deportación, pero después de un análisis caso por caso.
Según las declaraciones del nuevo secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, todo indica que el presidente de EE.UU., Donald Trump podría dar marcha atrás con el acercamiento con La Habana impulsado por Obama.