Corea del Norte incide en su desafío sin temor a las consecuencias. El régimen ha lanzado un misil a una altura de 560 kilómetros acompañado por primera vez de una cámara que pretende ser una demostración de que puede realizar la reentrada de un proyectil desde la atmósfera.
La política de distensión promovida por el nuevo presidente surcoreano, Moon Jae-in, sufre también un varapalo aunque todavía hay que comprobar cuánto hay de real en las priebas de Pyongyang.
“Los responsables de inteligencia de Corea del Sur y de los Estados Unidos creen que Corea del Norte ha obtenido datos significativos para mejorar la credibilidad de su tecnología de misiles, pero se necesitan verificaciones adicionales para determinar si el Norte ha dominado la tecnología de reentrada para cabezas de misiles”, ha explicado Roh Jae-cheon, portavoz del Estado Mayor surcoreano.
Japón, que podría ser alcanzado los misiles de medio alcance de Corea del Norte, ha pedido el bloqueo de fondos y tecnología que el régimen necesita para continuar su programa nuclear.
Pyongyang ha realizado dos pruebas con misiles en menos de una semana y ocho en lo que va de año, a pesar de las duras sanciones impuestas por la ONU y de las llamadas a parar su programa de China, su único aliado.