Se ha puesto de moda: la estafa del retrovisor o, lo que es lo mismo, un timo que cuesta entre 1.200 y 1.500 euros. La mayor parte de las víctimas son conductores de avanzada edad que aunque no son amenazados con violencia se sienten tan presionados que terminan cediendo a las exigencias de los timadores sin pensar en las consecuencias.