La zona Metropolitana del Valle de México es una de las más grandes del mundo. Millones de personas se mueven todos los días en transporte público. Pero con un grave problema. Los asaltos están a la orden del día.
Hay quien ha sido asaltado hasta cinco veces a bordo de un transporte público en vías del Estado de México. Los delincuentes han hecho su modo de vida el robar a los pasajeros. Es el caso de Olivia.
Ella es parte de las casi cinco millones de personas que viajan de la zona conurbada del Estado de México, a la capital mexicana. Como todos los que suben a un camión, microbús o vagoneta, la incertidumbre es parte de las eternas cuatro horas que usan al día para trasladarse a su destino. Los delincuentes han hecho de los teléfonos celulares su objetivo principal. Olivia lo sabe y por eso solo usa uno básico cuando viaja, el otro más moderno lo deja escondido entre sus pertenencias. Pero muchos otros, apenas suben, sacan su móvil, según narra un chofer de vagoneta.
Los asaltos a bordo del transporte público en el Estado de México hacia la Ciudad de México y viceversa han sido grabados gracias a que algunas líneas han instalado cámaras para identificar a los criminales, pero de poco sirve. Hay muy pocos detenidos. La falta de policías en las paradas clave, donde hay intenso movimiento de pasajeros, es el terreno ideal para robar.
Este verdadero viacrucis diario de cinco millones de personas por la alta inseguridad en el transporte público es la base para que la Ciudad de México haya sido catalogada en un estudio hecho en 2015 como la urbe más dolorosa para transportarse entre las 20 ciudades más pobladas del mundo. Esta es una de las razones.
El incremento de los asaltos a bordo del transporte público provocó un fenómeno ampliamente difundido en los medios de comunicación: los justicieros. Algunos pasajeros viajan armados y se han resistido al robo. Los enfrentamientos han dejado muertos entre asaltantes, justicieros y pasajeros inocentes. Entre los jóvenes, sobre todo mujeres, el miedo es parte de su vida diaria.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, con base en el último censo del 2010, la Zona Metropolitana del Valle de México tenía 18,5 millones de habitantes, pero se calcula que para el 2020, la cifra llegará a cerca de los 23 millones de personas. Habrá un aumento constante en la demanda del transporte y prácticamente no habrá ruta ni vehículo seguro.
Todas las rutas urbanas tienen un personaje que es cada día más frecuente: el despachador, ellos están todo el día en la calle. Toman el pulso diario de lo que pasa en sus rutas. Uno de ellos asegura que la instalación de cámaras ha desalentado un poco a los delincuentes.
Los pasajeros del transporte público entre el Estado de México y la capital mexicana que no han sido asaltados solo tienen una duda en mente: ¿Qué día les tocará ser objeto de la mano larga de la delincuencia?
Varios millones de personas que viven en la zona conurbada del Valle de México viajan todos los días hacia la capital del país, que es el principal polo de generación de empleos de toda la nación. Esto trae varios problemas, entre ellos, la pérdida de horas, pues pierden entre dos y cuatro horas para llegar a su sitio de trabajo. Pero esto tiene un problema más, el de la inseguridad, todos los días ocurren asaltos en las principales vías de acceso hacia la capital del país, todo esto por falta de seguridad.