Las juntas de accionistas de PRISA de los últimos años han dado momentos gloriosos en los que algún accionista cabreado decide amargarle la fiesta a Juan Luis Cebrián, todopoderoso presidente del ruinoso imperio multimedia. La ruinosa situación financiera de PRISA tiene de uñas a la plantilla de El PaÃs desde el doloroso ERE del 2012 que dejó a 129 trabajadores en la calle.
Este año 2017 le tocó el turno al presidente del comité de empresa de 'El PaÃs', Manuel González, que utilizó su turno de preguntas como accionista para leerle la cartilla a los mandamases de PRISA. Cebrián prefirió no responderle y sacar pecho por el triunfo de "la libertad de expresión". Su alegato es bestial y refleja cómo en la redacción de El PaÃs se la tienen jurada a Cebrián y Antonio Caño:
"Quiero llamar la atención sobre el estado de las plantillas. En El PaÃs se han venido haciendo encuestas cada cuatro años, sobre el trabajo, el grado de satisfacción en la empresa, la relación de la dirección, la lÃnea editorial, etc. Al final del 2016, [en realidad estos hechos ocurrieron en febrero de 2017] el comité de redacción respondió a este encuesta y elaboró un informe que elevó a la dirección. En paralelo, convocó a una asamblea para explicar que no iba a hacer público el informe para evitar filtraciones a los medios digitales que puediesen dañar la imagen de la compañÃa".
"Algunos periodistas como Lara Otero (redactora de Internacional) insistieron y preguntaron si por ejemplo el director Antonio Caño estaba mejor o peor valorado que otros directores y se le respondió "significativamente peor". Dos dÃas después esta compañera fue fulminantemente despedida con el pretexto de un ajuste reorganizativo, es decir, un despido por causas objetivas. Desde 2013 solo una persona acusada de acoso fue despedida de esta manera de El PaÃs, el resto, más de 40, han tenido salidas negociadas.
¿Qué hizo tan terrible para este despido? Haberse significado en un piquete de huelga contra la segregación. Haber denunciado el abuso que se hacÃa de los becarios de la escuela del Master de Periodismo. Haber denunciado que el consejo de administración se repartÃa cuantiosos bonus mientras se acometÃa el ERE del 2012. Se la despidió por ejercer el periodismo por paradójico que parezca: preguntar y contar lo que los poderosos no quieren se pregunte. Esa frase que tanto repetimos y que cuando somos poderosos ya no nos gusta".
"La razón es saber por qué la plantilla expresa esas opiniones negativas. Sin tener la encuesta, que como accionistas deberÃamos conocer, no podemos hacer un análisis detallado. Pero les puedo asegurar que palabras como 'nepotismo, amiguismo y represalia' están en boca de muchos de los redactores. Esto no lo dicen redactores 'sin escrúpulos' como dirÃa un editorial de El PaÃs. La plantilla antigua pactó una reducción del 20 por ciento de los salarios para hacer frente a la crisis y extender el convenio a los trabajadores de nueva incorporación".
"Pues bien, mientras esto ocurrÃa con la plantilla la dirección se ha estado atizando bonus cuya razón de ser no logramos entender a la vista de los resultados que presentan año tras año. Esto sucede mientras no se acometen los contratos preceptivos a más de 40 redactores que están trabajando como falsos autónomos. Y no sólo eso: acabamos de descubrir que la reducción salarial pactada se aplica a discreción. A quien la dirección se le antoja. No parece ni justo, ni profesional ni tampoco leal. Como accionistas deberÃamos saber que el ERE de El PaÃs costó varios millones de euros más que la propuesta que se le hizo desde la plantilla y que fue rechazada por el CEO José Luis Sainz. El resultado ha sido la enajenación de la plantilla comprometida hasta los tuétanos con El PaÃs que se vio obligada a defenderse en los tribunales. Toda una hazaña que llevó a un ascenso del consejero delegado de El PaÃs a consejero delegado de PRISA. No conseguimos entenderlo".