Moscú responde a las medidas de Washington. Después del idilio entre ambos países, solo truncado por la actuación de la Justicia contra Donald Trump, las espadas vuelven a estar en alto. El Kremlin rebaja de forma significativa las concesiones a la embajada estadounidense en la capital, como es el uso de almacenes y las casas de campo denominadas dachas, partir del uno de agosto, además de advertir de que algunos diplomáticos tienen que abandonar el país en menos de mes.

Nos han provocando constantemente. Las sanciones están totalmente fuera de la ley de acuerdo a la legislación internacional. Pero en algún momento u otro tenemos que responder. Nuestra paciencia tiene un límite”, ha dicho el presidente ruso Vladímir Putin.

Los recortes de derechos y personal se producen un día después de que el Senado estadounidense aprobase sanciones contra Rusia por su supuesta injerencia en las elecciones y su actuación en Ucrania. Demócratas y republicanos votaron masivamente a favor de la propuesta. Ahora solo queda la rúbrica de Donald Trump para ponerla en marcha.