El independentismo ha sacado músculo en Barcelona.

Los más de 700 alcaldes determinados a poner las urnas el 1 de octubre, y llamados a declarar por la Fiscalía han sido recibidos en el palacio de la Generalitat por Carlas Puigdemont y su vicepresidente, Oriol Junqueras.
“Es una medida coercitiva, para meter miedo, y al final es lo que se está intentando desde el aparato del Estado. Pero llegado este momento nosotros seguimos nuestro camino”, aseguraba Salvi Güell, alcalde de Castellón de Ampurias.

Los alcaldes antireferéndum, por su parte, se quejan de que el Gobierno catalán, ha puesto toda la presión sobre ellos.
“Creo que ponernos en el centro es un error. Alentar, por parte del presidente de la Generalitat a que interpelaran a sus alcaldes para forzarnos a que pusiéramos las urnas el día 1 de octubre”, lamentaba Núria Marín, alcaldesa de Hospitalet de Llobregat.

También ha mostrado su apoyo a los regidores independentistas la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que no obstante se ha negado a prestar espacios municipales para que se vote.

Puigdemont ha advertido al Gobierno español de que “no subestimen la fuerza del pueblo de Cataluña” en su firme determinación de decidir su futuro político, y ha criticado su “comportamiento antidemocrático” que “incauta libertades”.