Con vuvuzelas de plástico y a golpe de tambor protestan los trabajadores de la fábrica de Dacia, en Mioveni, al sur de Rumanía.
Unos 5.000 trabajadores se manifestaron el martes contra la propuesta de reforma fiscal anunciada por el Gobierno rumano, que pretende que sean los propios trabajadores quienes paguen las cotizaciones a la Seguridad Social.
Los sindicatos han amenazado con ir a la huelga y consideran que la reforma, a largo plazo, conducirá a recortes en los salarios.
“Estamos aquí para protestar contra la ley que transfiere ciertas cotizaciones del empresario al trabajador. Le pedimos al gobierno que cambie esta ley”, aseguraba Duta Ion, trabajador de Dacia.
Mioveni tiene 30.000 habitantes. Casi la mitad de esta localidad trabaja en Dacia, una filial de bajo costo que Renault compró en el año 1999.
La planta da trabajo unas 14.000 personas que producen 1.300 vehículos al día.
Los sindicatos temen que esta reforma afecte el nivel de vida de los rumanos, aunque también ha sido criticada por los empresarios que denuncian un sistema impositivo defectuoso.
El gobierno ha anunciado que la reforma entrará en vigor a partir del próximo 1 de enero.