Nuestro cerebro digiere mucha más información de lo que percibimos. Así sucede con los estímulos visuales: la información que nos entra por los ojos la procesan zonas del cerebro consciente, a la vez que otras regiones de nuestro inconsciente. Beatrice de Gelder, neurocientífica de la Universidad de Tilburg (Holanda), lleva años investigando en esta área desde Harvard, en Estados Unidos, y Tilburg, en Holanda. La investigación sobre la visión ciega no despegó hasta que empezaron a realizarse estudios con monos y ensayos en pacientes humanos, a principios de la década de 1970. El trabajo con monos fue muy importante, porque permitió avanzar en el tema con métodos que jamás se habrían utilizado en humanos: a los humanos no se les puede extirpar el córtex visual … En cambio a los monos sí , puede hacerse con cirugía; hoy en día incluso pueden usarse métodos menos invasivos. También se estudiaron pacientes, por supuesto; tras la guerra, algunos pacientes con daños cerebrales muy concretos llegaron a los hospitales, y expertos con formación neurológica empezaron a trabajar con ellos, con la intención de estudiar los fenómenos clínicos pero, sobre todo, la curiosidad de ver qué podía estar sucediendo con estos pacientes.