En Nueva Zelanda quieren acabar con los gatos domésticos para proteger a los animales autóctonos. El ayuntamiento de Omaui ha propuesto un plan según el cual todos los felinos domésticos deberán estar castrados, llevar chip y estar registrados en la autoridad local correspondiente. Cuando el gato fallezca, no se podrá tener ningún felino más. El consistorio busca así erradicar estos animales. Algunos ambientalistas afirman que los gatos matan a miles de aves y mamíferos cada año. Desde Omaui Landcare Trust, ONG que lucha por el agua y la calidad de la tierra, se afirma que la zona no es sitio para los gatos. Este plan, que se engloba dentro de la estrategia de Nueva Zelanda de ser un sitio libre de depredadores antes de 2050, está pendiente de aprobación.