El sacerdote y activista de los Derechos Humanos Alejandro Solalinde acudió al campamento improvisado que han formado los poco más de 500 migrantes centroamericanos a las afueras del deportivo Benito Juárez, de la ciudad Tijuana, y que fue cerrado por las autoridades, para pedirles que se trasladen al barretal, otro campamento que, aunque lejos, también los recibe en otro punto de esa urbe mexicana. teleSUR