Encender el televisor o la radio para estar informado de los hechos que son noticia, ha dejado de ser una opción para los venezolanos. Cada vez son más los programas de variedad o musicales que ocupan la oferta de medios radioeléctricos, producto de las presiones y la censura a espacios de opinión y análisis de actualidad.

El catálogo de noticias censuradas ha crecido: crisis en hospitales, escasez de medicinas y alimentos, la hiperinflación, el desconocimiento internacional a Nicolás Maduro, son, entre otros, hechos de los que poco o nada se puede decir en los medios.

Desde la aprobación de la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos, en 2004, las noticias han quedado relegadas por la interpretación que puede hacer un juez de que las mismas generan inestabilidad o desconocen a las autoridades.