Escoltado por una legión de sus compañeros, el agente Epaminondas Korkoneas era conducido anoche a prisión. Prisión preventiva para él, por homicidio intencionado, y para su compañero Vasilis Saratolis por colaborar en el tiroteo que acabó con la vida de Grigoropoulos. La imposible tarea de humanizar a los policías y rescatarlos del linchamiento nacional es para el abogado de Korkoneas que, fotografía familiar en mano lamenta la fatalidad y la enfrenta a la catástrofe que viven las familias de los detenidos. Horas antes aseguraba que un primer informe balístico no oficial defiende que la bala que mató al chico rebotó en una superficie, que no fue un disparo a quemarropa.El joven Alexis pone cara y nombre a una revuelta que ha visto su quinta noche de fuego embestidas policiales y destrucción. Sólo en Atenas las pérdidas alcanzan los 200 millones de euros y hay además 565 comercios destrozados. Negocios, el 80 por ciento de ellos, que como esta óptica tampoco se han librado del pillaje. Ante el caos, el gobierno ha anunciado que el Estado pagará la mitad de los daños sufridos por los comerciantes.