La sardina ha conquistado el paladar gallego. Mediante una receta innovadora este alimento tradicional se ha convertido en una exquisitez. El pescado, preparado con pan tostado y aceite de carbón, se sirve crudo y sin espinas acompañado de pimientos de padrón sin rabo. La originalidad en la preparación de este bocado y su módico precio la han hecho imbatible en un concurso local de tapas. Los cocineros afirman que el secreto está en el juego de texturas y sabores.