El ejército libanés patrulla este domingo las calles de Beirut, después de que los milicianos de Hezbolá se retiraran el sábado tras cuatro días de lucha. Pero mientras la calma volvía a la capital, en Trípoli, la segunda ciudad de Líbano, situada al norte del país, se desencadenaban graves choques armados durante la noche y la mañana. Partidarios de la oposición y del gobierno intercambiaban disparos en las calles, y la población civil buscaba refugio. Según fuentes de los servicios de seguridad, ha habido un número indeterminado de víctimas. Los testigos aseguran que el ejército había llegado ya a la zona para poner fin al fuego cruzado. Hezbolá puso fin ayer a su ocupación de Beirut Oeste después de que el ejército revocara las dos decisiones gubernamentales que habían provocado la reacción de la milicia chií: el desmantelamiento de su red de comunicaciones y el despido del jefe de seguridad del aeropuerto. Una vez que estas medidas fueron suspendidas, Hezbolá anunció que mantendría una campaña de "desobediencia civil" contra el ejecutivo del primer ministro Fouad Siniora. 39 personas han muerto en esta crisis, la peor desde la guerra civil de los años 80 y 90.