El flujo de arroz puede convertirse en goteo. Lo decía hace poco la ONU, preocupada por el incesante aumento de precios de los alimentos, pero la alerta se dispara hoy porque el miedo a que el arroz escasee no afecta sólo al sudeste asiático, donde es el principal alimento, sino que hace temblar la primera economía mundial. En Estados Unidos, la cadena Wal-Mart lo ha racionado: sólo 4 sacos de arroz por cliente. Algo inaudito. Nunca antes en Norteamérica se habían restringido los alimentos. Ni siquiera en la Segunda Guerra Mundial. Pero la amenaza de carestía es evidente. Los precios del arroz se han duplicado en el último año, porque la demanda no ha parado de crecer, gracias al tirón de China e India y también a que muchos compran en grandes cantidades para evitar mayores subidas de precios. Sin olvidar que ahora los cereales se compran para biocombustibles. Una demanda imparable y difícil de abastecer cuando los países productores, Vietnam o Egipto han limitado sus exportaciones o para garantizarse su propio consumo. Causas ya detectadas hace tiempo pero ahora el peligro acecha al gigante.