Rajoy recibía en un hotel la llamada de Patxi López invitándole a la capilla ardiente. Pero el secretario de los socialistas vascos también le comunicaba que la familia no quería recibir sus condolencias. Una petición que volvía a repetirle otro dirigente socialista antes de subir las escaleras. Dentro, empezaba entonces otro cruce de reproches: Patxi López le dijo a los populares que no quería volver a escuchar que traicionaban a las víctimas. Rajoy se mantuvo en silencio y María San Gil le aseguró que eso no era así. Segundos después Mariano Rajoy abandonaba la capilla ardiente hablando por teléfono. Unos reproches que esta mañana seguían provocando reacciones como las de la propia María San Gil.