A Eufemia, una anciana de 82 años, ayer su hijo le clavó un cuchillo de 20 centímetros en el cuello y en el pecho mientras estaban en casa. Según los vecinos, el agresor de 40 años era tranquilo y callado. Sufría una enfermedad mental y no era la primera vez que agredía a su madre. Aún así no habían notado en él ningún comportamiento extraño en los últimos días.
Poco antes del levantamiento del cuerpo, el parricida salía del domicilio, esposado y cubriendo su rostro con una chaqueta. Los agentes le llevaban a comisaría donde hoy prestará declaración. Fue el mismo agresor el que llamó a la policía. Cuando llegaron los agentes con los servicios de emergencia no pudieron hacer nada por la vida de la mujer. Tan solo certificar su muerte.