Los países desarrollados pescamos más de lo que necesitamos y la mayoría se emplea para producir harinas que alimentan las piscifactorías. Tres de cada cuatro zonas pesqueras del mundo están sobreexplotadas. De hecho, el consumo humano supera lo que producen los mares cada año. Y si se agotan los recursos nos quedaremos sin pescado. Pero en mitad de esa imparable catástrofe un grupo de científicos ha encendido la luz de la esperanza. Aseguran que los mares pueden recuperarse si se invierte dinero y paciencia. Y, sobre todo, si acabamos con la codicia actual. Ecologistas y científicos alaban, sobre todo, la pesca tradicional porque no arrasa con todo lo que cae en sus redes. El langostino, el lenguado, el atún o la merluza son algunas de las especies cazadas a golpe de pesca insostenible.