Nunca el portavoz de la Casa Blanca tuvo una comparecencia tan complicada. Al parecer, un periodista no había seguido las instrucciones habituales de activar el modo vibrador para los móviles. Así que, si el portavoz quería hablar, no le quedaba más remedio que imponer un castigo similar al que se toma en los colegios: requisar el móvil al infractor.Pero no había pasado ni un minuto cuando de nuevo se oyó otro móvil sonar. Ahora era un periodista de la CBS que respondía la llamada y no soltaba su teléfono. Eso sí, continuaba la conversación fuera de la sala.