Tibet ha vuelto a abrir sus monasterios al público. Casi un año después de la revuelta popular contra el Gobierno de ocupación chino, los lugares de culto de Lhasa, la capital china, ven cómo sus visitante han descendido en relación a años anteriores. En la revuelta del año pasado participaron además de ciudadanos numerosos monjes que reclamaban mayor autonomía política.