La historia de Connie Culp roza el milagro de la cirugía. Se ha presentado al mundo entre bromas y con el rostro aún hinchado por la operación. Se lo destrozó su marido de un disparo a bocajarro tras una discusión. Perdió su nariz, el ojo izquierdo, el labio superior y parte de sus mejillas. Dejó de tener olfato, sentido del gusto y se le tuvo que practicar una traqueotomía para facilitar su respiración.Ahora, seis años después, vuelve a tener todo aquello que sólo podía recordar en sus fotografías anteriores al trágico suceso.Gracias al trasplante de un donante se le ha podido reconstruir el 80 por ciento de su cara. Después de treinta operaciones fallidas, el pasado mes de diciembre este equipo médico de Cleveland conseguía el milagro en una intervención que duró más de 22 horas. Para reconstruir sus pómulos se necesitaron huesos de costillas e injertos de las caderas para la piel del rostro. Se le implantó más tejido del necesario para prevenir posibles rechazos que de momento no se han producido. Según sus doctores, todavía quedan dos años de tratamiento pero ya se están viendo grandes progresos... Conney vuelve a sonreir aunque con dificultades y a recuperar sus sentidos y cierta movilidad de sus músculos faciales. Ahora, sólo pide que no se juzgue a una persona simplemente por su aspecto.