Si las víctimas se negaban a pagarles, los estafadores incautaban el vehículo y lo guardaban en este depósito de Sant Cugat del Vallés. Transitaban por las carreteras de Cataluña en busca de coches accidentados y averiados y cuando daban con uno, se pasaban por una compañía concertada con su aseguradora, le hacían firmar un presupuesto en blanco. Una vez realizado el servicio podían llegar a cobrar a los clientes 3.000 euros. En total hay cincuenta estafados. Los cinco detenido ya tenían antecedentes por hechos similares en 2007. Ahora están en libertad con cargos.