Zimbabwe se muere de hambre, mientras su presidente, Robert Mugabe, celebra sus 85 años sin escatimar en lujo. Miles de botellas del mejor champagne, langosta, gamba, caviar, pato y otras delicias. El país es una de las diez crisis humanitarias más desatendidas del mundo. La ONU calcula que siete de los 13 millones de zimbabwenses necesitarán ayuda humanitaria para poder sobrevivir este año. Mugabe no mencionó nada de eso en su intervención, en la que sí aprovechó para dejar claro que las expropiaciones a granjeros blancos van a continuar, de acuerdo con la nueva ley. Pretende con ello darles un uso correcto. Alimentar a su pueblo debería ser el prioritario.