Los españoles nunca han sido grandes devoradores de libros, y en épocas de crisis excusas como el alto precio de los ejemplares consiguen que el sector haya acumulado pérdidas que rondan el 9 o 10 por ciento. Aunque para los lectores no hay impedimentos: Bibliotecas, tiendas de segunda mano o la iniciativa que estos días se está llevando a cabo en Madrid, y que consiste en que un lector deja en la calle un libro para que lo encuentro otro convierten la lectura no en una cuestión de poder, sino de querer.