En Costa Rica las lluvias torrenciales han causado corrimientos de tierras y han dejado a pueblos enteros sepultados bajo el lodo. De momento, se han contabilizado una veintena de víctimas mortales y se desconoce aún la cifra de desaparecidos. A sólo diez kilómetros de la capital, San Antonio de Escazú casi ha desaparecido en cuestión de minutos, engullido por el cerro que se ha desplomado después de dos días de fuertes e incesantes lluvias.