El presidente de EEUU, Barack Obama, ha decidido que el vertido del Golfo de México no manche su Presidencia. Por cuarta vez ha supervisado in situ los trabajos de limpieza después de casi dos meses de vertido. La caja que British Petroleum colocó sobre la tubería no recoge ni la mitad de lo que se escapa. Obama ha recordado a BP que deberá pagar las indemnizaciones. Luego ha comido marisco para tranquilizar a los consumidores, pero la marea negra se mueve entre la opinión pública con más velocidad que sobre el mar. Un total de 600.000 personas se han unido ya a un boicot contra BP en Facebook.