Pasaba sus días como un auténtico fugitivo. Solo, escondido en una casa abandonada, se alimentaba de la basura y de lo que encontraba en el campo. Lo buscaban por la muerte de la mujer con la que mantenía una relación sentimental. Su cadáver apareció descuartizado en diciembre de 2007 en una playa de Manilva. Había sido apuñalada. Una vez identificada la víctima, él se convirtió en el principal sospechoso, pero nadie lo encontraba. Tiene 46 años y es español. Ha vivido como un nómada desde que, supuestamente, cometió el crimen. El juez ha decretado su ingreso en prisión preventiva.