Una huelga de hambre durante 85 días ha acabado con la vida del cubano Orlando Zapata Tamayo, un hombre de 42 años que en 2003 fue detenido junto a otros 74 disidentes.Pedía que se le considerase prisionero de conciencia, y se reconociesen los malostratos que aseguraba había recibido en prisión. Zapata fue condenado a 18 años de cárcel por desacato y desorden público, pena que se duplicó por su actitud desafiante en el centro penitenciario. Desde los años setenta ningún opositor al régimen de Fidel Castro había muerto por dejar de ingerir alimentos.