El ex-primer ministro islandés, Geir Haarde, se sentó ayer en el banquillo en la primera sesión del juicio en el que se le acusa de negligencia, al no haber evitado el colapso financiero del país en 2008. Haarde se ha declarado inocente, ha definido el juicio como una "farsa" y a dicho que se trata del "primer juicio político" que se celebra en la historia de Islandia. Dado los cargos que se le imputan, se arriesga a ser condenado a una pena máxima de dos años de cárcel si fuese declarado culpable de haber gestionado mal la crisis que llevó a la quiebra al país en 2008.