A pocos días de la final de la Champions, los reventas intentan hacer su agosto particular vendiendo, entre 1.200 y 2.000 euros, las entradas para la cita del día 28. Los reventas se quejan de que hay mucha presencia policial y de hecho una patrulla de la Guardia Urbana se llevó detenido en el día de ayer a una de las personas que revendían entradas, una vez que le habían requisado una bolsa que llevaba. Los alrededores del Camp Nou están llenos de anuncios con teléfonos de gente y empresas que compran entradas (para luego revenderlas).