Miles de personas continuaban anoche en la Puerta del Sol, concentrados para alzar sus voces contra el sistema, contra una democracia que aseguran no representa al pueblo. Uno de los momentos más emocionantes llegó a las doce en punto de la noche, todos los que allí estaban empezaron a alzar los brazos y a chistar hasta que toda la plaza quedó en silencio. Se escucharon a la perfección las campanadas que marcaban el comienzo de la jornada de reflexión, y la gente permaneció callada. Después, la multitud se fue sentando, con las manos aún en alto, hasta que, transcurrido poco más de medio minuto, se puso en pie y prorrumpió en aplausos.