Tras  la oleada de robos e intentos de robos en las iglesias gallegas, está claro que ni lo más sagrado de libra de la codicia de los ladrones. Después de un goteo continuo de robos de imágenes, puertas forzadas y cepillos que se vacían repentinamente muchos párrocos gallegos están más que preocupados. Definitivamente se acabaron los tiempos de la iglesia de puertas abiertas y toca blindarse. Hay quien ha puesto puertas metálicas, barrotes y sistemas de alarma para proteger las iglesias, como la de Candeán en Vigo. El párroco de Bembrive, una pequeña iglesia románica, a las afueras de Vigo, muestra la nueva imagen de Santa Lucía que ha sustituido a la anterior, también robada. Ante el miedo a nuevos robos, los párrocos han decidido guardar las piezas más valiosas en casas particulares.