Las administraciones autonómicas ponen estos días en la calle a sus inspectores de comercio. Su misión, comprobar que los establecimientos respetan las directrices que se fijan durante las rebajas. Miran que en los artículos aparezca el precio antiguo y el nuevo, en el producto y en el escaparate. Los comercios deben rebajar al menos el 50% de los productos que venden, mantener las condiciones de pago y tener los mismos artículos que había en la tienda justo antes de las rebajas. Por eso, desde las administraciones se recuerda que el ansia por comprar a buen precio, no nos puede hacer olvidar que seguimos teniendo los mismos derechos.