Hay quien no pierde una ocasión de hacer negocio. Los restos del naufragado Costa Concordia, donde 32 personas perdieron la vida en enero, se han convertido en atracción turística. Los barcos locales del puerto italiano de Santo Stefano no han tardado en ofrecer excursiones para que los más curiosos puedan ver de cerca el buque que se hundió frente a la isla de Giglio. Los más morbosos aprovechan para sacar fotografías de los restos que asoman por encima del agua.El paseo, que cuesta tan sólo diez euros, ha aumentado el número de personas que desde el accidente visita la ciudad. Aprovechan para ver esta enorme embarcación de 114 toneladas que pronto será sacada del agua. Como si de un monumento se tratase, los turistas disfrutan de este extraño paisaje, mientras pasan el día en la playa.