Un año ha pasado ya de la peor matanza vivida en Noruega. Un largo año para los familiares de las 69 víctimas abatidas por Anders Behring Breivik en la pacífica isla de Utoya. Hoy es un día para el recuerdo y para el homenaje. "Ahora debemos mantenernos unidos y no permitir que un individuo nos destruya. Creo que es lo más importante", son palabras de la ministra de Sanidad noruega, una de las primeras en viajar hasta Utoya. Flores, velas y mensajes que tratan de consolar en lo posible a aquellos que un 22 de julio del año pasado perdieron a un ser querido. "Después de un año es muy importante mantenernos juntos y dedicar un poco de nuestro tiempo a recordar a los que ya no están con nosotros". Esta madre recuerda también a las ocho personas que ese día fallecieron poco antes en Oslo, en la explosión de un coche bomba que Breivik también había planeado al detalle. Acto oficial en la capital. Decenas de personas participan, incluida la familia real y el Gobierno a la cabeza, junto con personal de los departamentos afectados por la bomba y familiares de las víctimas. "Hay que volver a la normalidad", asegura el primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, y añade que el pueblo ha vencido sobre el terror. Un año después Breivik no ha logrado cambiar un ápice la ilusión y los valores de los noruegos