Armados con los mismos fusiles con los que hicieron la revolución decenas de milicianos han vuelto a tomar las calles en Libia, esta vez para velar por el proceso electoral. La seguridad se ha extremado ante la amenaza de que la violencia empañe las primeras elecciones libres en 60 años. Esta misma mañana islamistas radicales irrumpían en varios centros de voto robando y quemando urnas y papeletas. Anoche, un helicóptero que llevaba material electoral era alcanzado por disparos. Uno de sus ocupantes moría. Pero ni la violencia, ni el tener que votar rodeados de edificios destruidos parece hacer mella en el ánimo de los libios. No lo tendrán fácil hay más de 3.500 candidatos que pertenecen a más de 140 formaciones. La gente no sabe mucho de política, pero está ilusionada. No les preocupa quién ganará estas elecciones, lo importante para los libios es poner la primera piedra de los cimientos de su estado y eso lo hará la Asamblea que salga de estos comicios elaborando por fín, una constitución.