Recorremos las escolleras del puerto de Melillla. Y ahí nos encontramos con ellos, con los grandes olvidados. Son menores de edad, chavales marroquíes que malviven aquí, donde duermen y esperan su oportunidad. Con esas cuerdas acceden al puerto, su particular pasaporte para llegar a la península. Y lo hacen así; se deslizan por un muro de unos ocho metros. Después y a la carrera saltan una valla hasta llegar al corazón del recinto. Ahí intentan colarse en los bajos de un camión o en un ferry. Es el día a día de muchos menores marroquíes en Melilla. Lo muestra la asociación Prodein con un vídeo documental. La mayoría son chavales que se han escapado del centro de menores donde vivían. Los menores tutelados pierden la residencia con la mayoría de edad, por eso, un poco antes cumplir los 18, muchos deciden escapar. El puerto es su destino.