Le quedaban horas para su ingreso en prisión. Era inminente y en cualquier momento el juez podía ordenar su detención. Pero la decisión ha sido otra y Melania se enteraba por la Agencia Atlas de la paralización del proceso. Ni rastro de la desesperación de hace unas horas. Ahora se tendrá que resolver la petición de indulto y más adelante determinar si la condena de cárcel es sustituida por trabajos sociales. Nada de ir a prisión con su bebé recien nacido, ni de separarse de su niño de tres añitos, ni de su marido. De lo único que se aleja ahora Melania es de horas de miedo vividas en la matenidad del hospital y de una condena por cultivo de marihuana de hace años. Delito negado siempre por ella.