La policía y los Mossos apresan a cientos de jóvenes que, escondidos, hacen botellón en la playa. En Calafell, Tarragona, los agentes han pillado a un grupo escondido junto a los patines de agua con un surtido de alcohol. El procedimiento es claro: les requisan el alcohol, les identifican y les levantan acta. Primero les avisan, pero si persisten se les multa con hasta 750 euros. Además, si se trata de menores avisan a los padres. En una semana, los agentes han puesto una decena de multas.El ayuntamiento ha notado un aumento del botellón, por lo que el alcalde de Calafell, Joan Olivera, tiene por objetivo convertir el municipio en un destino turístico familiar, en especial en verano cuando triplican su población. Además calmar desesperación de los dueños de los bares que cada vez tienen menos clientela. Mientras tanto, los jóvenes afirman hacer botellón sale más barato que beber en una discoteca.