Lo último como terapia contra la depresión son los huertos urbanos. Es una moda a la que últimamente se han apuntado muchos desempleados. Y es muy efectiva. Son muchos a los que el plantar patatas y tomates les ayuda a llevar mejor el día a día de no tener trabajo. "Vengo aquí, me encierro y me olvido de los problemas", dice Armando Merisalde, ex camarero en paro, que también afirma haberse salvado de la depresión al perder su empleo gracias a su labor en el huerto.Las parcelas han sido cedidas por el Ayuntamiento de Játiva (Valencia). La mayoría de los usuarios son parados sin prestación, casi todos del sector industrial y mayores de 40. Esta afición les ayuda a ocupar su tiempo y a sentirse útiles, pero también es una forma de ahorrar y de comer saludablemente, ya que producen fruta y verdura que luego se llevan a casa para sus familias.